Piloña, si yo pudiera…

PILOÑA SI YO PUDIERA… “Numeraría e incluso haría constar el nombre del lugar, en todos los edificios y construcciones de nuestras aldeas y caserías, desperdigadas por el concejo más guapu de Asturias (Piloña), para facilitar la entrega de la correspondencia, especialmente al cartero sustituto, por vacaciones o baja del titular.”
PILOÑA SI YO PUDIERA… “Colocaría una barandilla central en la escalera que baja de los jardines traseros del edificio de la Obra Pia a la calle García Carbajal, para facilitar su utilización con cierta seguridad, a las personas mayores. También colocaría dos bolardos a la entrada por arriba de esta escalera, para evitar que aparquen los coches, impidiendo el paso de las personas”.
PILOÑA, SI YO PUDIERA… “Crearía los suficientes puestos de serenos, para contribuir a la tranquilidad y seguridad de los vecinos, a la par que supondría la creación de actividad laboral”.
PILOÑA SI YO PUDIERA… “Realizaría la instalación de un “albergue de transeúntes”, con las correspondientes camas y duchas, para evitar el penoso espectáculo de ver a mendigos durmiendo a la intemperie. Conseguiríamos facilitar su higiene personal a la par de cumplir con un mínimo de principio de solidaridad humana”.
PILOÑA, SI YO PUDIERA… “Habida cuenta de la importante carga de tráfico que soporta nuestra calle Covadonga, que además dificulta la salida de todas las demás calles a la principal vía urbana infiestina, llevando consigo una evidente peligrosidad, cuando la economía municipal lo permita y el mercado inmobiliario se recupere, debería retomarse el proyecto conocido como “calle paralela” que uniría la Plaza de Pablo Iglesias con la calle La Pedrera, comunicando también la Cardín y Marqués de Vista Alegre. En ese utópico momento, ordenando el tráfico por la nueva vía en el sentido Oviedo-Santander y la calle Covadonga para el sentido inverso (Santander-Oviedo) además de mejorar la fluidez del tráfico, se mejoraría la seguridad vial en las salidas a la calle Covadonga de las calles Lueje, Cardín, Vista Alegre”.
PILOÑA, SI YO PUDIERA…….”Las baldosas de piedra rojiza de la calle de El Queso y Plaza Mayor, que en su día presentaba una superficie ciertamente áspera, el paso del tiempo y el paso de los peatones, las ha transformado en una verdadera pista de patinaje en los díias de lluvia y hielo. La solución sería aplicar una maquina sobre estos espacios peligrosamente lisos, para que recuperen sus características originales”
AVISO PARA NAVEGANTES: El hecho de que en esta Columna se repitan algunas sugerencias, se debe a que pese al paso del tiempo, no han sido cumplimentadas. Mientras permanezcan pendientes de solucionar, tendrán siempre oportunidad de aparecer en esta Columna.

El Cartero/a Rural: Dinamizador de la vida del campo

La importante labor de los carteros rurales, siempre estuvo castigada por el esfuerzo físico que supone el recorrer caminos y veredas -llueva, pedrisque, nieve o haga sol- parar llevar a las aldeas y caserías esparcidas por nuestra multiverde Asturias, la correspondencia (familiar, comercial, institucional…), que contribuye a fijar población y equiparar el nivel de vida del medio rural, al del segmento de población urbana, al permitir a las personas que habitan en la Asturias campesina, estar perfectamente comunicadas con el mundo exterior. Y que con el envejecimiento de la población rural, lo que la aísla de las nuevas tecnologías (Correo Electrónico, Whatsapp…) y la hace estar más dependiente del correo postal, que los urbanitas. También han tenido que arriesgar su integridad física, al tratar de entregar la correspondencia en casas con perros sueltos y además de cierto tamaño, que han ocasionado situaciones verdaderamente apuradas, que sin duda han vivido todos los carteros rurales.
Y dada la importante función social que cumple este eficiente colectivo de Coreos, me permito hacer las siguientes sugerencias:
1),- Que sea de obligado cumplimiento que las viviendas rurales, tengan los buzones colocados lejos del alcance de los perros, para facilitar a los carteros la entrega de la correspondencia, sin riesgo para su integridad física.
2),- Que los buzones situados en los portales de los edificios de varias viviendas de los más importantes núcleos urbanos de Piloña, Infiesto, Villamayor y Sevares, estén colocados por orden correlativo de pisos y letras. Medida que facilitaría el trabajo de los carteros, optimizando el tiempo del reparto.
3),- Numerar las casas de los núcleos rurales y caserías, para facilitar el reparto de la correspondencia, especialmente cuando haya que sustituir por vacaciones o enfermedad, al titular de la plaza, Tal medida también haría más fácil la localización administrativa de las viviendas a los efectos de cualquier gestión oficial. Y aunque parezca una inmodestia, no deja de ser un hecho real que gracias en parte a mis comentarios al respecto en ediciones anteriores de La Crónica de Piloña, se ha conseguido que Mestres tenga numeradas sus casas -queda pendiente el nombre de las calles- y Villamayor y Sevares ya disponen de numeración de los edificios y nombres de las calles. A ver si también conseguimos lo que estamos solicitando al principio de este apartado.
4),- Que no nos dejemos arrastrar por la obsesión privatizadora del PP, y preservemos funciones tan fundamentales para el ciudadano de a pié, como: la Sanidad, la Educación, las Comunicaciones, el Servicio de Correos, etcétera, valorando su eficacia por parámetros de rentabilidad social y no económica. Cuando escucho esa monserga de que todos los políticos son iguales, me rebelo y niego la mayor, ante acontecimientos tan recientes que sitúan a más de 800 dirigentes políticos de PP imputados en procedimientos judiciales de corrupción, hasta el punto de que el prestigioso catedrático de la Universidad de Sevilla, (Pérez Royo), apuntaba en uno de sus habituales y documentados artículos de prensa,  que conforme a determinado artículo de la Constitución Española, el Partido Popular podía ser ilegalizado. A nivel local de Piloña, tampoco encaja la citada aseveración de que “todos los políticos son iguales” o en todo caso las políticas de los respectivos partidos, como lo demuestra el hecho de que mientras los gobierno del PP en Piloña, se han caracterizado por la privatización (venta) de varios edificios de las viejas escuelas públicas de nuestras aldeas, las ejecutivas municipales del PSOE, han sido respetuosos con los derechos de los habitantes de nuestros núcleos rurales -los legítimos dueños de tales inmuebles- rehabilitándolos para dedicarlos a sus dinamizadores Centros Sociales, lo que demuestra que derecha e izquierda, de iguales nada.

Cuando una tienda se cierra, algo se muere en el alma

Los cierres más recientes han sido los de: Calzados Fonso, Principado Auto; Covirán, Cafetería La Ovetense, Confecciones Sarita, Ferretería Allende, Mesón El Bodegón y El Armario. Y después de nuestros propios negocios (Eduardo Marina y Almacén de Calzados “Centrifal”), uno de los cierres que más he sentido, ha sido el recientísimo de Calzados Fonso, que al fin y al cabo fueron los continuadores de nuestro Centrifal, cuando además de la tienda, también vendían calzado al por mayor. Y es lo cierto que un comercio a lo largo de su vida genera toda suerte de relaciones con las personas, hasta el punto de que no solamente surge la de vendedor-comprador, sino también la de comerciante amigo-cliente amigo. Sin darnos cuenta, cuando somos asiduos de este tipo de establecimientos, acabamos considerándonos como “de casa”, es decir mas que clientes, amigos. No se puede olvidar, el importante servicio que estas actividades comerciales/industriales prestan a sus clientes y amigos, supliendo todas nuestras necesidades, manteniendo una importante inversión, para que puedan ser atendidas cualquier tipo de demanda de mercancía propia del giro de cada uno, eso si a cambio del pago de un precio que permite a su vez al comerciante atender las obligaciones con sus proveedores y satisfacer las necesidades de la propia familia.
Además de que el pequeño comercio, marca la personalidad de una población, animando las oscuras noches de invierno con sus escaparates y rótulos luminoso; contribuyendo a la creación de puestos de trabajo; aportando al acervo colectivo la riqueza que supone su residencia entre nosotros; aportando sus impuestos al municipio; contribuyendo con sus anuncios a mantener un periódico local; siendo al fin y al cabo los financiadores de la mayor parte de la fiestas del concejo y de la villa, y un largo etcétera.
Pero es lo cierto que han sido en los últimos años, muchísimos los negocios que han cerrado sus puertas en nuestra villa. Comercios e industriales tan emblemáticos como Muebles Joca, La Gran Vía, Andrés Blanco (Tienda), Las dos Erres, Casa Vallejo, Trasportes Campanas y Ezequiel Menéndez, Rogelio Lavandera, Bar la Paloma, Bar La Esquina, Foto Ángel Criado, Sastrería Carballeira/Mercería Cueto, Restaurante Capitol, José Manuel Fresno, Mercería Fresno, Droguería Jesús, Piensos Cocheso, Sastrería Jesús, La Moda, Garaje y Repuestos Sordía, Casa Joglar, Esther Lobeto, Calzados Mangas, Calzados Moncho Valdés, Vda. de Juan Ramón Cardín, Librería Tamargo, José Ramón Cuevas, Sastrería Herminio, Modas de Punto Coal, Sidrería El Puente, Zapatería El Formigu, Casa Cueto, Bar El Portalón, Casa María Valerio, Sastrería Herminio, Bar Asturias, Panadería Tamargo, Bar El Furacu, Radio-Luz, Radio Piloña, Manuel Gómez, Muebles Joca, Casa Cepeda, Jesús Crespo, Peluquería Toni, Foto Fresno, Piensos Melendi, Peluquería Ramón Rodríguez, Peluquería Sordía, Mercería Gerarda Galán, Calzados Castro, Coto 24, Casa La Viuda, Autoservicio Eva, Café Colón, Relojería José, Restaurante La Palmera, Bar Piloñés, Café Español, Café La Nueva España, Bar La Reforma, Bar La Robla, Zapaterías: Riestra, Jerónimo Zarabozo, Antonio de la Fuente, Julio Rodríguez, Celedonio Escandón, Jesús Peruyero, Tino Aladro, Bernardo Peri, Café Malecón, Bar Barbatechu, Remigio Bermejo, Bar Piloñés. Maria el Mieu, Piensos Rafael Álvarez, Creka, El Arnario, Maderas Lueje, Bar Estrada, Juan R. Sanfeliz, Bodas La Palmera, Revoltijo, Eduardo Marina, Bar Covadonga, Casa Don Santos y Bar Rialto. También el gremio de los almacenes han sufrido una drástica poda, de tal modo y manera que podemos contabilizar las siguientes bajas: Suc. De Jose María de la Vega, Pedro Cepeda, Sucesores Francisco Cardin (sección de coloniales y ferretería), Ferretería Allende y Centrifal-Calzados. También han dejado de aromatizar el ambiente con sus apetitosos olores y deleitar el paladar con sus gratificantes sabores: Chocolates Joglar, El Currutaco y Jesús Crespo y antes de la guerra, El Auseva. También echamos de menos la fábrica de dulce de D. Servando Sánchez Isla y de D. Manuel Sánchez Carriedo.
Me gustaría relacionar a continuación los numerosos comercios-bares que también han cerrado sus puertas en nuestro pueblos y aldeas, ahogados por los impuestos, condenados por la despoblación rural o por falta de relevo generacional, pero como no voy a ser capaz de acordarme de todos, para no herir a los olvidados, quiero simplemente tener un cariñoso recuerdo para tantos comerciantes, que han prestado un verdadero servicio social en sus respetivas aldeas, en donde eran en muchas ocasiones el único teléfono y la única televisión del pueblo, el lugar de encuentro de todos los vecinos, el punto de referencia para los avisos al veterinario, el comercio de cabecera en el que se pagaba cuando se podía, y que para más mérito, llegó un tiempo en el que simplemente atendían los “olvidos”. Yo siempre fui partidario de que este tipo de establecimientos, hubieran estado exentos de impuestos, ya que la mayor parte mas que un negocio eran un servicio al público.
Pero aunque resulte triste y difícil de asumir, el mundo comercial no puede quedar al margen de la inexorable ley de vida, que es así de dura: unos nacen y otros mueren y con ello se fortalece con sabia nueva todo tipo de actividad humana. Y para cubrir las vacantes de los más de 80 establecimientos comerciales o industriales desaparecidos en los últimos años de nuestra villa, han aflorado al panorama comercial otros muchos nuevos comerciantes, que por tratarse de personas jóvenes y emprendedoras han tomado el testigo de mantener en alto el prestigio comercial que siempre tuvo Infiesto, incluso atreviéndose a la ardua tarea de organizar eventos como la Feria de Muestras de Piloña.
Pero no obstante termino con el titulo de este comentario: “cuando un comercio se cierra, algo se muere en el alma”.

FE DE OLVIDOS: Pidiendo perdón por el macro-lapsus sufrido en la primera entrega de este articulo, publicada el mes pasado en La Crónica de Piloña, relaciono a continuación los que mi frágil memoria me ha permitido recuperar, lo que no quita que siga faltando alguno: Bares: Vega, Casa Julio, Marina y La Puñalada; Alimentación: Oscar Lobeto; Supermercado Omar, Ángel Vena, Golosinas Juanito “El Burgalés”, Carnicerías: Elena Álvarez, Jesús Sevares (hijo), Mary Sevares, Pepe Luis Corte, San Pedro, Loygar Decoraciones, Sastrería Garló, Recreativos Triana, Almacén de Vinos y Llagar Rafael Noriega, Mercería Amor, Librería Quesada, Garaje Gilberto Espina, Talleres de Carros López y José Antonio Sánchez, Fabricas de Quesos Adolfo del Valle (“Madelva”) y José Antonio Sánchez (“La Gruta”).
Entre los 98 de la primera entrega y los 24 de la presente, totalizan nada menos que 122 negocios que han supuesto ilusión, trabajo, sudor y lágrimas de muchísimas familias -entre dueños y empleados-que han dejado su impronta en el tejido empresarial y laboral de Infiesto. ¡Gracias a todos!

Carolina: el hada buena

Acostumbro a pasear al “mejor amigo del hombre… y de la mujer” -en este caso a mi perro “Peque”- por el Paseo del Sol, al que accedo a través de la pasarela sobre el río Piloña que lo comunica con la extinta Plaza del Ganado. Y en uno de los retornos hacia casa, al ir a recoger la caca del Peque, se me cayó al río Piloña un cayado al que le tenía mucho cariño, que había comprado en una tienda de productos típicos de Taramundi. Y todos los días al realizar este recorrido -tanto a la ida como a la vuelta- contemplaba con pena desde lo alto de la pasarela, que quien me había servido de apoyo durante muchos años en mis paseos compartidos con Peque, permanecía “callado” enganchado en unos arbustos de la orilla del río, aferrado sin duda a su esperanza de volver a sentir el calor de una mano amiga sobre su torso curvo, mientras sufría los embates de las gélidas aguas de un rio Piloña encabritado y crecido.
Había pensado bajar a rescatarlo de tan crítica situación, pero el tener que atravesar un tramo de ribera; lleno de escayos, maleza y arbustos, me hizo desistir de tal empeño, que resultaba prohibitivo para mis sesenta y veintidós años, por lo que opté por utilizar mis dotes de “consumado” pescador. Y a tal fin no se me ocurre otra cosa, que pedir prestado en la Carnicería Celedonio, un gancho de colgar la carne para amarrándolo a un cordel a modo de artilugio de pesca, tratar de izar a mi “callado” cayado a lo alto de la pasarela. Se me acercó un nutrido grupo de paseantes –aprovechando que el desdoblamiento está de moda, yo diría “paseantas”- dándome todo tipo de consejos sobre cómo lanzar el “anzuelo” para conseguir mi objetivo, pero no era capaz.
Y he aquí que estando en estas, oigo la voz amiga de Pelayo Blanco -uno de nuestros mejores jugadores infantiles de la Peña Infiesto-Bolos, galardonado en la última Gala del Deporte de Piloña- diciéndome: “Manolo, no te preocupes, que ya bajó mi cuidadora a por el cayau”. No salía de mi asombro, cuando vi atravesando aquella especie de selva de silvestre vegetación, a una rapaza guapa, ágil, valiente y solidaria que sin pensárselo dos veces acudió en ayuda de un anciano en situación apurada. La heroína de este relato no era otra que Carolina González Buría, natural y vecina de Mestres, cuidadora de Pelayo desde 6,30 horas de la mañana, que sustituye a su madre que marcha a atender la Confitería Calvo y que también va a llevarlo y traerlo del Colegio; dá clases particulares a un niño, ejerciendo su formación en Educación Infantil; es Voluntaria de El Prial; forma parte de la directiva de la Sociedad Cultural de Mestres y trabaja en la Zapateria “Brece”. Pero además se trata de la mejor persona del mundo y de la más capaz para realizar cualquier cometido.
¡Lástima que la vida a veces, no sepa premiar a quien tanto merece y gracias Carolina por ser como eres!